
Los yōkai
¿Qué son los yōkai?
Los yōkai (妖怪) son existencias misteriosas que van más allá del entendimiento humano. Forman parte de la mitología japonesa y están muy arraigados a creencias, costumbres, supersticiones y festivales de Japón, donde se cuentan sus leyendas de generación en generación. También se los llama con otros nombres como mononoke (物の怪), manono (魔物), ayakashi (妖), etc.
En el Japón antiguo, sin distinción entre seres animados e inanimados, se creía que en todos los elementos de la naturaleza residen espíritus, y que desastres naturales o hechos inexplicables para la lógica son causados por la existencia de estos espíritus o yōkai.
En los antiguos libros de historia, como, por ejemplo, el Kojiki o Crónicas de antiguos hechos de Japón (712) y el Nihon shoki o Crónicas de Japón (720), se encuentran descripciones sobre fenómenos misteriosos como los ogros oni o serpientes gigantes. También se encuentran algunos relatos sobre hechos misteriosos y extraños en el Konjaku monogatari shū o Cuentos de un pasado lejano, compilados en el período Heian (794-1185).
Los yōkai debieron de ser algo muy temible para los japoneses en los tiempos antiguos. Sin embargo, en esa época no existían libros que describieran las figuras ni imágenes de los yōkai.
La evolución de los yōkai en el imaginario japonés
Más tarde, en el período Muromachi (1338-1573) se empezaron a dibujar los yōkai en rollos ilustrados (e-maki, 絵巻) y en los Otogi zōshi (御伽草子), cuentos cortos ilustrados. Uno de los dibujos más famosos en el que aparecen los yōkai es hyakki yakō (百鬼夜行, también se lee hyakki yagyō), en formato de rollo ilustrado. Se corresponde a un desfile compuesto por cientos de tipos de yōkai. Presenta una serie de yōkai diversos que, surgidos de las tinieblas, se dirigen en formación hacia alguna parte mientras se entregan libremente a frenéticas actividades.
Según contaban las leyendas, cada mes, en un día determinado, aparecían los yōkai del desfile y toda persona que se encontraba con ellos perdía la vida. Por lo tanto, la gente (en especial, muchos aristócratas) ese día trataban de no salir de casa y pronunciaban un conjuro para evitar la maldición de hyakki yagyō.
Con la llegada del período Edo (1603-1686), hubo un auge de las reuniones a la luz de las velas en las que se contaban historias de miedo protagonizadas por los yōkai, llamadas hyakumonogatari (百物語). Además, famosos dibujantes de ukiyo-e como Katsushika Hokusai (葛飾北斎, 1760-1849) o Utagawa Kuniyoshi (歌川国芳, 1794-1861) ilustraron a los yōkai de forma más concreta y vívida. Así que estos misteriosos seres se popularizaron cada vez más entre la gente.
Clases de yōkai, aspecto y habitat
Se dice que los yōkai se pueden agrupar principalmente en siete clases; los yōkai de las montañas (yama no ke, 山の怪), de los caminos (robō no ke, 路傍の怪), de las casas (ieyashiki no ke, 家屋敷の怪), del mar (umi no ke, 海の怪), del río (kawa no ke, 川の怪), los que recorren aldeas (sonnai o meguru ke, 村内をめぐる怪) y otros.
Principalmente, viven en la dimensión sobrenatural de la naturaleza (lugares considerados sagrados y misteriosos por la religión sintoísta, como las montañas o los ríos), o incluso en lugares habitados por humanos.
Hay un yōkai típico y muy conocido que habita en los ríos llamado kappa (河童). Es una criatura con el cuerpo de color verde, que tiene un pico como un pájaro, lleva caparazón como una tortuga y en las manos y los pies tiene membranas como las ranas para poder nadar rápido. Antiguamente, solían ser los seres malvados de los cuentos y las leyendas tradicionales japoneses, que asustaban a mayores y niños e incluso llegaban a ahogarles dentro del agua.
Un yōkai famoso que vive en las montañas es el tengu (天狗). Su cara es roja y tiene una larga nariz. Se desplaza volando por el cielo gracias a sus alas y en la mano suele llevar un abanico de plumas. Los tengu poseen una amplia gama de habilidades mágicas, como, por ejemplo, la de cambiar el clima según sus necesidades.
El oni (鬼) se considera también un yōkai, y forma parte de los tres grandes yōkai japoneses junto con el kappa y el tengu.
